Nº 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713] |
:::I. Los xaxos:::La momificación es uno de los aspectos más populares de la Historia Antigua de Canarias. Desde los tiempos de la Conquista hasta la actualidad, las momias guanches han servido de reclamo para investigadores y curiosos. Sin embargo, la difusión del fenómeno no ha sido siempre positiva. A menudo se ha tratado el tema desde una perspectiva algo simplista, probablemente con el objetivo de facilitar su divulgación y hacerla más atractiva. Esa falta de rigor a la hora de abordar una materia que sigue siendo objeto de estudio ha favorecido la proliferación de algunas creencias erróneas, que no han hecho más que distorsionar la percepción que se tiene del fenómeno. Un fenómeno que, limpio de mitos, seguirá siendo uno de los mayores alicientes del pasado de las Islas. ¿Dónde y a quién? A menudo se ha dicho que la momificación se llevaba a cabo en todas las islas del Archipiélago, pero, en realidad, solo puede asegurarse su presencia en dos de ellas: Tenerife y Gran Canaria. En otros lugares, concretamente en las islas occidentales de El Hierro, La Gomera y La Palma, solo se han conservado algunos restos de tejidos blandos, cuya preservación pudo ser casual, a consecuencia de unas condiciones naturales favorables, como lo son la ausencia de humedad o la influencia de las brisas. También goza de buena salud la creencia en que las técnicas de conservación se practicaban a la totalidad de los cadáveres, cuando todo parece indicar que la momificación se reservaba a una parte minoritaria de la población, la clase dominante: la nobleza. Los demás individuos, el pueblo llano, eran sepultados sin haber sido sometidos a ningún proceso especial de conservación. ¿Momias o xaxos? Tal vez lo que más ha favorecido la distorsión del fenómeno de la momificación en Canarias ha sido el uso habitual de la palabra ‘momia’ para referirse a los cadáveres mirlados. A menudo, la utilización de vocablos de origen egipcio nos ha llevado a confusión, incluso ha favorecido la elaboración de ciertas teorías transculturales de dudosa consistencia. La palabra ‘momia’ proviene del árabe ‘mumiya’ (‘betún de embalsamar cadáveres’) y ésta del persa ‘mum’ (‘cera’). Los antiguos egipcios extraían del Mar Muerto el betún de Judea o asfalto, y lo utilizaban durante el proceso de embalsamamiento de los cuerpos eviscerados. Por extensión, el término ‘momia’ se acabó utilizando para referirse a la totalidad del cuerpo embalsamado. La Real Academia Española acepta el uso del vocablo para referirse a cualquier cuerpo que, de forma natural o artificial, se deseca sin llegar a entrar en putrefacción, pero, si abordamos el asunto desde un punto de vista etimológico, el uso de la palabra ‘momia’ en Canarias no tiene demasiada justificación. Además, sabemos que los guanches tenían un nombre concreto para referirse a sus cuerpos momificados: ‘xaxo’ (‘enjuto, desecado’). Con el objetivo de evitar más confusiones, tal vez lo más conveniente sería usar el término ‘xaxo’ para referirnos a los cadáveres desecados, y el de ‘mirlado’ para hacer referencia al proceso de conservación de los cuerpos llevado a cabo entre los antiguos pobladores amazighes de algunas de las islas de nuestro Archipiélago, dejando los vocablos ‘momia’ y ‘momificación’ para el ámbito egipcio.
Autor: Néstor Bogajo |
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