Nº 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713] |
:::La Gomera y los gomeros:::A principios de los años 90, el Centro de la Cultura Popular Canaria publicó una serie de libros divulgativos dedicados a «La Prehistoria de Canarias». La colección, dirigida por el catedrático Antonio Tejera Gaspar y elaborada por un prestigioso grupo de profesores e historiadores, se editó con el objetivo de ofrecer una visión actualizada de los antiguos isleños. La serie, que sigue siendo una buena elección para introducirse en la materia, consta de siete volúmenes, uno por cada isla del Archipiélago: Tenerife y los guanches (A. Tejera Gaspar), Gran Canaria y los canarios (J. J. Jiménez González), La Palma y los auaritas (E. Martín Rodríguez), Lanzarote y los majos (J. C. Cabrera Pérez), La Gomera y los gomeros (J. F. Navarro Mederos), El Hierro y los bimbaches (M. C. Jiménez Gómez) y Fuerteventura y los majoreros (J. C. Cabrera Pérez). Juan Francisco Navarro Mederos, autor de La Gomera y los gomeros, es Doctor en Historia y Profesor Titular de Prehistoria de la Universidad de La Laguna. Desde sus inicios como investigador ha mantenido una estrecha relación con la isla de La Gomera, realizando en ella prospecciones arqueológicas y publicando varias obras sobre sus antiguos habitantes. La Gomera, la gran desconocidaEn La Gomera y los gomeros, Navarro Mederos aporta lo fundamental para que el lector conozca cómo eran y cómo vivían los antiguos gomeros, de qué recursos disponían, cómo se organizaban en sociedad o cuáles eran sus creencias religiosas. La síntesis no debió de ser tarea fácil. A menudo, La Gomera ha sido considerada como la gran desconocida del Archipiélago. Los obstáculos que los expertos han encontrado a lo largo de sus investigaciones han sido considerables, y van desde el expolio, la destrucción o la simple alteración de los yacimientos, hasta los problemas para diferenciar entre restos prehistóricos e históricos, bien sea porque los yacimientos hayan sido reutilizados con posterioridad, bien porque ciertas tradiciones antiguas hayan perdurado hasta fechas más recientes. Navarro Mederos es consciente de todas estas trabas y evita dogmatizar sobre cuestiones que todavía no tienen una respuesta definitiva y sobre las que debemos seguir investigando. Es por eso que La Gomera y los gomeros es un buen ejemplo de cómo la divulgación no tiene por qué conducirnos a la vulgarización de los contenidos que se exponen. Y es que tan importante es enseñar lo que se sabe como dejar claro lo que nos queda por saber. Unos restos que nos hablanHay algo en lo que Navarro Mederos hace hincapié a lo largo de La Gomera y los gomeros: para los que no tenemos conocimientos sobre arqueología, una pieza de barro o un trozo de piedra pueden no decirnos nada. Sin embargo, los expertos son capaces de conseguir que esos restos nos hablen. Es por eso que debemos respetarlos: Nadie puede respetar aquello que no conoce. Por eso nos gustaría que esta obra, sirva modestamente para conocer mejor a los antiguos gomeros y, sobre todo, para despertar en el lector una decidida voluntad por proteger las huellas que dejaron de su paso. Quisiéramos que todos acabaran por convencerse de que sus huesos son tan dignos de respeto como los de nuestros padres; que ni una sola pieza arqueológica más debe ser movida de su lugar; y que hasta el simple gesto de coger un fragmento de cerámica del suelo y volver a dejarlo más allá, ya está distorsionando la información que podría haber sacado el arqueólogo. En definitiva, que la conservación de nuestro patrimonio es obra de todos (Navarro Mederos 1993: 10).
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