Nº 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713] |
:::Museo de la Naturaleza y el Hombre:::Durante los siglos XVIII y XIX, numerosos científicos visitaron nuestras Islas. Unos lo hacían atraídos por su biodiversidad; otros, por la abundancia de restos arqueológicos de sus antiguos pobladores. Las investigaciones favorecieron la acumulación de varias colecciones, tanto públicas como privadas, que con el tiempo constituirían la base de dos de las instituciones museísticas más importantes de Tenerife: el Museo de Ciencias Naturales y el Museo Arqueológico, creados por el Cabildo Insular a mediados del siglo XX. En la actualidad, ambas instituciones, unidas al Instituto Canario de Bioantropología, forman el Museo de la Naturaleza y el Hombre, ubicado en el edificio del Antiguo Hospital Civil de Santa Cruz de Tenerife. El Museo de la Naturaleza y el Hombre se divide en dos alas: la derecha, destinada a las Ciencias Naturales; y la izquierda, dedicada al antiguo Museo Arqueológico de Tenerife. Por motivos obvios, será esta última la que ahora centrará nuestra atención. El recorridoLa primera sala del Museo acoge una muestra de sus colecciones. En ella, podemos observar gran cantidad de objetos relacionados con la vida cotidiana de los guanches: cerámica, molinos de piedra, bastones de mando (añepas), utensilios confeccionados con hueso o cuerno, etc. A continuación, hallamos un espacio íntegramente dedicado a la arqueología de Tenerife. La población, la organización social o las creencias religiosas son algunos de los aspectos tratados en los plafones, que se ven complementados con una serie de vídeos sobre la industria guanche (cerámica, punzones de hueso, cuchillos de obsidiana y cuero curtido), además de un par de maquetas que reproducen algunos modelos de asentamiento. En esta sala también destaca la presencia de la siempre polémica piedra Zanata. El recorrido por la primera planta concluye con un espacio dedicado a los grabados rupestres en Canarias, en el que se han instalado un par de ordenadores para realizar consultas sobre los yacimientos existentes. El segundo piso del Museo nos recibe con un breve recorrido por las Islas a través del tiempo, donde podemos contemplar un poco de sangre de drago molida, muy apreciada por los europeos en la época de la Conquista. Dejando atrás el espacio que acoge las colecciones de arte africano y precolombino, llegamos a la estancia dedicada a la historia antigua del resto del Archipiélago, en la que destacan las reproducciones de algunos de los yacimientos más importantes de las Islas. La siguiente sala, destinada a la antropología biológica, es de las más interesantes de la muestra. En ella, podemos observar qué tipo de enfermedades padecían los antiguos guanches y los medios de que disponían para tratarlas. Aunque, probablemente, el apartado más atractivo sea el dedicado al mundo funerario, donde encontramos xaxos de individuos de diferentes edades, algunos en un estado de conservación considerable. Antes de acabar la visita, en las galerías del mismo nivel, accedemos a un par de exposiciones más. La primera, dedicada a cómo han sido vistos los guanches a lo largo de la Historia; la segunda, a los nombres ilustres de la arqueología canaria, entre los que destaca el arqueólogo gerundense Luis Diego Cuscoy, primer director del Museo Arqueológico de Tenerife. El Museo dispone de aulas didácticas en cada planta, donde encontramos fichas de trabajo relacionadas con los contenidos de la muestra, plantillas para dibujar, pieles de cabra, incluso algún molino de piedra para que los más pequeños puedan imitar a los antiguos guanches. El recinto también dispone de tienda, centro de documentación y cafetería.
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