Nº 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713] |
:::Doramas:::
«No era muy alto de cuerpo, mas era grueso, ancho de espaldas, gran cabeza, el rostro redondo, las narices pequeñas y muy anchas las ventanas, la edad mediana, bien repartido de miembros. Doramas significaba en el idioma canario ancha nariz». Así describe Tomás Marín de Cubas [(1694, II, 7) 1993: 144] a uno de los grandes héroes canarios. La historia de Doramas comienza en la zona denominada como Telde, al noroeste de Gran Canaria. Doramas formaba parte de los “trasquilados”, la clase más baja en la jerarquía canaria, llamados así por la obligación que tenían de llevar el cabello corto.Ante la llegada de los castellanos para conquistar la Isla, Doramas organiza una cuadrilla de guerreros y comienza una guerra de guerrillas contra el invasor, logrando singulares victorias, que le empiezan a dar fama entre los suyos. Según las fuentes, estas proezas envanecieron tanto al valiente guerrero que decidió tomar la condición de guaire sin licencia del guanarteme, lo cual le ocasionó el repudio de la nobleza. Con todo, Doramas se afincó en las tierras que circundan la montaña que lleva su nombre y continuó en la lucha de las tropas canarias contra los invasores, infligiendo gran daño a los castellanos. El 20 de agosto de 1481, Pedro de Vera, reciente sucesor de Juan Rejón, enterado de las derrotas que sufrían sus tropas, decide poner fin al asunto y organiza una campaña decisiva contra él. Arma un ejército que ataca la residencia de Doramas, produciéndose una encarnizada y desigual batalla que finaliza con la rendición de los canarios y la muerte de Doramas. Su cabeza es cortada por orden del gobernador y expuesta ante los suyos como escarmiento a su rebelión. Tras su derrota, los canarios se sometieron a las tropas invasoras, finalizando la conquista de la Isla en el año 1483. Según Abreu Galindo, algunos cristianos y canarios enterraron su cuerpo en la montaña de Arucas, hicieron un cercado de piedras en ese lugar y pusieron una cruz que todavía se conservaba en el siglo XVII. Sin embargo, su huella más duradera ha sido la conversión de su propio nombre en apellido de sus descendientes. En las primeras generaciones con la misma denominación, Doramas. Luego como De Oramas, al transformarse con el uso la ‘d’ inicial en la preposición ‘de’, para finalmente perder ésta y quedar únicamente como Oramas.
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