Nº 18 - Enero 2007
[ISSN 1886-2713] |
:::Así se saludaban:::En la historia del África amazighe, pocas influencias han causado un impacto tan amplio y profundo como la arabización iniciada en el siglo VII. Con anterioridad, fenicios, griegos o romanos ya habían cruzado improntas con aquellas poblaciones. Incluso, sus antepasados libios o mashwash también se relacionaron con pueblos del Oriente Próximo. Pero la colonización islámica introduciría cambios determinantes en la composición de su tejido cultural. La lengua árabe fue impuesta como instrumento de cohesión ideológica y política en las sociedades conquistadas, por lo que el idioma original, la tamazight, ha quedado progresivamente relegado a una vida más doméstica. Muchas costumbres y tradiciones ancestrales también se han visto alteradas o han desaparecido bajo el peso de esta nueva realidad. En las últimas décadas, un creciente proceso de afirmación cultural intenta desarrollar y, en su caso, restablecer la identidad amazighe de esas poblaciones. Para ello, se practican algunos esfuerzos en el sentido de avanzar hacia la creación de formas idiomáticas comunes (coiné), pero su extraordinaria riqueza dialectal no siempre facilita una intercomprensión plena. Además, la política de arabización lingüística de la mayoría de los gobiernos del área, y en ocasiones incluso la abierta represión social, dificultan aún más esa estrategia reivindicativa. Aunque apenas proporciona un reflejo anecdótico, un ejemplo de este empeño se observa en la rápida difusión de la voz meridional ahul, pronunciada azul en otros dialectos, como expresión de ‘saludo’. Inclusive en Canarias, donde no se ha documentado en las fuentes antiguas, también ha adquirido cierto arraigo. Con todo, un historiador a menudo muy bien informado, el médico teldense Tomás Marín de Cubas (1643-1704), recogió en el siglo XVII unos enunciados propios de la isla de Gran Canaria. El fragmento en cuestión se puede encontrar en su Historia de las Siete Yslas de Canaria (1694), más concretamente en el capítulo XVIII del libro II, dedicado a la «Naturaleza, costumbres y exercicios de los canarios»: «[...] entrando en las Casas ô Cuebas saludan diciendo Tamaragua, y respondia Sansofi, que significa aqui biene el huesped, pues sea bien venido» [fol. 78r]. El testimonio no puede ser más preciso, tanto en su forma como en su significado. Hoy, la restitución científica puntualizaría las fórmulas del siguiente modo: (a) tamaragua = da_marag, ‘aquí (está) el huésped (o vecino)’; Respalda esta información de Marín, por lo menos en parte, un documento de gran valor redactado en la centuria anterior. En el capítulo LIX de su Descrittione et historia del regno de l’sole Canarie (1590), el ingeniero italiano Leonardo Torriani (ca. 1560-1628) copió un par de endechas compuestas en aquel amazighe insular del siglo XVI. En una de ellas, precisamente en la que atribuye a la isla de Gran Canaria, registra el concepto maragà [fol. 82r]. Su traducción, que recoge no tanto la literalidad como el sentido general de esos cantos, aporta una aproximación muy razonable: ‘bien venido’. Ya sabemos, por Marín y por el análisis interdialectal, que su campo semántico real se relaciona con la ‘vecindad’, pero de nuevo aquí aparece en un contexto de salutación: «Aicà maragà», es decir, ‘¡Oh! A ti, el huésped’. Así, pues, como impone este tema, parece oportuno despedirse en esta ocasión con tihulawen aggôtnen, es decir, ‘muchos saludos’.
Autor: Ignacio Reyes |
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