Nº 9 - Marzo 2006
[ISSN 1886-2713] |
:::VI. Rasgos sintácticos:::Como la realización fonética de las hablas isleñas, su sintaxis (o relación que las palabras contraen en la frase) apenas ha sobrevivido en unas pocas referencias de difícil análisis. Una lengua de transmisión oral, que usaba la escritura en dominios restringidos y específicos, con un alcance no pocas veces simbólico, ya produjo una cantidad limitada de materiales escritos que podamos examinar ahora. Pero, además, la investigación ha avanzado muy poco en el desciframiento e interpretación de las inscripciones insulares. Cierto que las fuentes etnohistóricas europeas recogen algunas oraciones, aunque ni el número ni la calidad ni los contextos permiten obtener conclusiones definitivas. Pese a todo, y siempre desde la cautela y provisionalidad en la que todavía se desenvuelve el estudio del amazighe insular, queda espacio para apuntar algunos rasgos representativos. Igual que sucede en los dialectos continentales, la yuxtaposición parece haber ocupado un papel muy destacado en la disposición de las frases, tanto coordinadas como subordinadas. Esto no quiere decir que se careciera de elementos relacionales, como conjunciones y preposiciones, sólo que ese agrupamiento aglutinante tuvo siempre un peso considerable en la construcción de palabras y proposiciones. Veamos un par de ejemplos sencillos pero ilustrativos. En Tenerife, uno de los nombres por el que la población designaba a Dios se formó sobre un compuesto muy interesante: «[...] y adoraban â Díos, â quien llamaban Guaraxíraxí. y â Santa Maria despues que les aparecío la llamaban Chaxíraxí. Y es de notar, que Guayaxíraxí, quiere decír, el que tíene al mundo» [Abreu (ca. 1590, III, 13) d. 1676: 90]. En notación un poco más actualizada, tendríamos la expresión wayya_ahgher_agh, lo cual nos daría como traducción literal: ‘espíritu’ – ‘firmamento’ – ‘(sos)tiene’. En la isla de El Hierro, disponemos también de una fórmula quizá más conocida aunque hoy algo trivializada, pero que nos descubre unas implicaciones socioculturales realmente importantes (que abordaremos en otra ocasión): «Quando hacían Junta, y se combidaban, que llamaban guatatiboa, matavan vna, ô dos, ô mas rezes ouejas las que les parecía que bastaban para la fíesta, y regosíjarse, y estas auían de ser gordas, y de mucha graza, que llamaban Jubaque, y ponianlas â azar enteras [...]» [Abreu (ca. 1590, I, 18) d. 1676: 24 y 1787: 19]. Ese guatatiboa, que ahora registraríamos watay_tèwwat, integra los sentidos ‘año’ y ‘fraternidad’ para significar algo así como ‘aniversario de la comunidad’ o ‘celebración anual de la sociedad’. Sin forzar en absoluto las cosas, cabe pensar que estas fórmulas pudieron sufrir una especie de neutralización y conservar cierta factura arcaizante para preservar su valor simbólico. Por eso, viajemos a La Gomera para examinar la frase que Ibaya dirige a Hernán Peraza el Joven cuando comprende que los isleños acudían en su busca para ejecutarlo: [...] la vieja que lo conocio les dixo aunque estaba bien distante alla ba, aquel es seguidle, y a esta voz salio Yballa y dicele en su lengua estas palabras, ajeliles, juxaques, aventamares, que significan; huie que estos ban por ti, el criado que sobresaltado esperaba, viendo a su amo huir y a los traidores en su alcanse se aprovecho del cavallo, y dexole onde fue alcansado del primo hermano de Yballa, y juntamente por la espalda muerto de una dardada onde esta hasta el dia de oi una cruz [...] [Marín (1694, II, 12: 63v) 1986: 223-225]. La transcripción moderna del enunciado rezaría: ahel y-elès, uxxa kkes, awen tama ãres, es decir, ‘escapa del hombre (legítimo)’ | ‘el guerrero feroz cumple (una misión)’ | ‘(y) sube la linde baja’. Por tanto, vemos que el asíndeton (o yuxtaposición) forma parte también de los recursos del habla coloquial. Pero como también figuraron otras ordenaciones más o menos prolijas, desde el típico conjunto determinativo que advertimos en la voz guanche (wa-n-Šen) hasta sintagmas bastante más complejos, como el topónimo palmero Ayatimasquaya, esto es, aya d tma s tqqway-a (‘lo que es linde con los riscos’), donde intervienen casi tantos ingredientes como los que se aprecian en la traducción al español. Esto, claro, representa únicamente un repaso muy superficial por la sintaxis del amazighe insular. Poco a poco, a medida que entremos a analizar cada uno de los materiales conservados, esta descripción alcanzará nuevos territorios gramaticales y cubrirá espacios socioculturales tan interesantes como los que aquí sólo han sido esbozados.
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