Nº2 Agosto 2005
[ISSN 1886-2713] |
:::El asentamiento:::Los aborígenes habitaban en diferentes espacios, tales como cuevas naturales, cuevas artificiales, casas y cabañas. Cuevas naturales Éstas son las viviendas más extendidas en las Islas, debido a la abundancia de ellas en la orografía del Archipiélago. Las más idóneas para su ocupación eran las que disponían en su entorno de una temperatura, vegetación y agua adecuadas. Es por ello por lo que, en general, se encontraban próximas a la costa, aunque también ocupaban cuevas de cotas superiores, sobre todo para aprovechar los pastos de montaña en verano. Los aborígenes buscaban cuevas fácilmente accesibles, amplias y cerca del lecho de los barrancos; las acondicionaban, adaptándolas a sus necesidades, levantando muros o utilizando mamparas móviles de pieles o junco. La entrada de la cueva era el espacio más iluminado y más transitado, porque lo destinaban a realizar todo tipo de trabajos domésticos o artesanales. Cuevas artificiales
Para su construcción se eligen vertientes soleadas, construyéndose a veces rampas o escaleras para acceder a ellas y presentando rellanos en sus entradas. Generalmente están compuestas por una habitación central, a la que se abren estancias laterales, aunque en ocasiones presentan dos pisos escalonados. Las plantas pueden ser cruciformes, cuadradas, rectangulares, trapezoidales, ovales, circulares, semicirculares o incluso irregulares. Para mejorar su iluminación y aireación, construían ventanas o claraboyas.
Estas cuevas aparecen de forma mayoritaria en Gran Canaria, aunque también existen bastantes ejemplos en Tenerife y Fuerteventura. Tubos volcánicos Los malpaíses dan lugar al aprovechamiento de tubos volcánicos subterráneos. Su situación por debajo del nivel de superficie permitía:
Fueron ocupados estacionalmente mientras se aprovechaban los pastos de las inmediaciones de los malpaíses. Predominan en Lanzarote y Fuerteventura, aunque también los encontramos en El Hierro y en Tenerife. Casas
Para la construcción de casas contaban con albañiles y carpinteros. Las paredes se realizaban seleccionando y trabajando piedras que diesen una cara regular, especialmente en cimientos y esquinas, para formar una cara externa y otra interna, rellenándose su interior con piedras pequeñas y tierra que acabarán constituyendo muros de aproximadamente 1-1,50 metros. Los techos se preparaban con listones de madera de tea, sabina o cedro, luego una capa de losas planas de pizarra y finalmente una capa de ramas vegetales. La planta interior de las viviendas era variable. La cruciforme facilitaba la sujeción de la techumbre, ya que reducía la distancia entre los laterales de las paredes y el espacio central. Cabañas Otro tipo de construcciones artificiales son las cabañas, generalmente con plantas ovales, circulares o cuadrangulares, y cuya puerta está orientada al lado opuesto de los vientos dominantes, cubiertas por un techo vegetal de maderos, ramas o paja.
Autor: Belkis Lopez |
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