Nº 10 - Abril 2006
[ISSN 1886-2713] |
:::El poblado de Zonzamas:::
[...] hizo el rey don Juan [I de Castilla] una armada por la mar, de ciertos navíos, y puso por capitán de ellos a un caballero vizcaíno, que se decía Martín Ruíz de Avendaño, el cual corría toda la costa de Vizcaya y Galicia y Inglaterra, que sería año de mil y trescientos y setenta y siete, poco más o menos. El cual, navegando, le dió temporal que les hizo arribar a Lanzarote, y tomó puerto. Y salió el capitán y gente en tierra, y los isleños lo recibieron de paz y le dieron refrescos de lo que en la tierra había de carne y leche y queso, para refresco de su armada; y fué aposentado en la casa del rey, que se decía Zonzamas [Abreu (ca. 1590, I, 11) 1977: 61]. El poblado El poblado de Zonzamas está parcialmente rodeado de una muralla de grandes piedras, actualmente en mal estado de conservación. En el interior del recinto, hay varias construcciones conocidas como casas hondas, que se caracterizan por tener su piso bajo el nivel del suelo y, de esa forma, hacer que la parte superficial fuese de baja altura, con lo que quizá se pretendía mitigar los efectos del viento. El palacio de Zonzamas El Palacio de Zonzamas, o Cueva del Majo, es una cavidad de gran tamaño dividida en espacios menores por muros de piedra, a la que la tradición atribuye haber sido vivienda del último dignatario de la Isla, Guadarfía (Wadarfi, ‘liberado’). Lo cierto es que en los repartos posteriores a la Conquista, la información documental nos acerca bastante a esta posibilidad: Se presentó ante él el rey sarraceno de la isla de Lanzarote, que solicitó a su verdadero señor y rey del país, el señor de Béthencourt, que tuviera a bien concederle // y darle el lugar en el que residía y determinada cantidad de tierras para labrar y para vivir. El señor de Béthencourt se lo otorgó, pues era su deseo que tuviese mejor casa y hacienda que ningún otro canario de esa isla, así como las tierras necesarias. Pero nadie del lugar tendría una fortaleza. Dicho señor le concedió una casa que le pidió, situada en el centro de la isla, así como unos trescientos acres, tanto de tierra como de arbolado, alrededor de esa casa, con la obligación del tributo que había establecido, esto es, el quinto de todo. El rey canario quedó muy satisfecho, pues nunca había pensado tener tanto, y, a decir verdad, recibió las mejores tierras de cultivo de la isla, ya que conocía muy bien el sitio que pedía [Le Canarien (d. 1494) 2003: 431-432]. La quesera Esta estructura exclusiva de Lanzarote es un misterio todavía sin resolver. Su nombre podría hacer referencia a prácticas rituales con derramamiento de leche o a su parecido con las ranuras de una quesera. Se trata de cinco canales labrados en un bloque de basalto poroso. Los surcos son de 30 centímetros de alto y entre 27 y 45 centímetros de ancho, con salientes variables de entre 30 y 50 centímetros. Los canales están ciegos por ambos extremos y se orientan hacia el noroeste. La Piedra del Majo Este es el nombre que recibe la estación de grabados rupestres situada junto a la quesera. La componen dos sectores de uno y cinco paneles respectivamente, con un total de catorce siluetas de pies humanos (podomorfos). Al sur de las peñas, se localiza un área con material arqueológico aborigen y algunas estructuras de piedra seca con planta de tendencia cuadrangular, aunque con las esquinas redondeadas. En la actualidad, una amplia zona arqueológica que se extiende por los municipios de Arrecife, Teguise y San Bartolomé está declarada Bien de Interés Cultural, y hay un proyecto para convertir el poblado de Zonzamas en un parque arqueológico que contará con un museo ubicado en el lugar. Esperemos que esta pieza fundamental del pasado de Lanzarote se conserve, se investigue y se dé a conocer, adecuadamente, para disfrute de todos.
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